Ya no es igual

Todo dejó de ser,
ya no hay besos al amanecer.
Marchitandome tu frío,
me doblega en desilusión,
¿qué te pasa corazón mío,
que ya no miras las rosas para alegrar tu día?
Mi garganta se ha secado,
ya no hay tono lento ni apresurado,
ya no emites sonidos alegres ni  desconsolados.
Mi puño abrazado a la pluma
entregó cada letra sin reservarse nada
y el alma entristecida está cansada de tanto amar.
Hoy quizá sea mi despedida,
tal vez no te insista más,
solo desee escuchar de tus labios
el verbo amar.
Ya no hay  luces para amanecer...
El sol que nacía dentro de mí,
tu frío lo hizo oscurecer.





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